02 marzo 2008

EL TREVENQUE, MONTAÑA Y REY POR SIEMPRE

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Trevenque, cuerda incluida, y merendero de la Fuente del Hervidero de los que nos despedimos y hasta la próxima.
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Puente de los Siete Ojos que, una vez pasado, ya nos indica que estamos muy cerca del fin de nuestra ruta
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Forteleza que la naturaleza ha puesto a nuestro alcance más cercano, así tanto de la vista como de los sentidos; sin olvidarnos del que nos ocupa, el de la marcha
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Rey Trevenque al que le damos, tras la continuidad de la marcha, hoy un giro casi de 360º con sus distintas vistas, siluetas y apreciaciones
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Paraje este en donde podemos disfrutar además de su fauna y en donde hacemos un alto en el camino
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Y que se encuentra junto a la Casa Forestal de la Cortijuela, de la que ha tomado el nombre
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Jardín Botánico de la Cortijuela que podemos visitar (en cuanto lo abran de nuevo ya que permance en la actualidad cerrado por obras) para admirar y disfrutar de la abundancia de su flora; principalmente especies vulnerables y amenzadas de Sierra Nevada y otras zonas del sur de España
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Vereda que nos desemboca en la pista que asciende desde la Fuente del Hervidero hasta la Cortijuela y hacia la que nos dirigimos como "respirando en verde"
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Y si vamos dos o más, pues en fila de a uno y sin adelantar. Aquí, fuera bromas, un desfile de la llamada procesionaria como plaga que ataca los pinos del lugar
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Blanca vereda y arenosa debido, principalmente, al carbonato cálcico y magnésico de las rocas y que deberemos de bajar con toda la precaución posible
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Y el que nos queda por recorrer, hacia abajo y en picado, ahora por la cara Este
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Cumbre que nos muestra el camino recorrido hasta ahora, en donde podemos apreciar sus numerosos "ríos de arena" y esos tonos blanquecinos y grisáceos tan característicos del relieve.
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Y aquí estaba la cumbre, montaña y rey Trevenque incluidos. Justo detrás, aunque no se ve en la foto, tenemos un pequeño belén que han colocado los amigos montañeros de la Zubia.
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Formaciones caprichosas sobre el paisaje de la roca que abundan como decía y que no dejan de sorprendernos. Y otra paradita por si acaso nos faltaba algo de oxígeno y poder continuar hacia delante
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Con una mirada hacia atrás de vez en cuando como recuento y motivo de nuestros pasos
* Pico del Trevenque que apunta hacia el azul del cielo con esa verticalidad tan característica
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Vida que nos sorprende sobre la roca para más contraste de la naturaleza. Aquí podemos observar unos racimos terminales de la Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)
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Cumbre que ya tenemos al poco justo encima
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Como referencia, este enorme pino guía a mitad de camino entre la piedra y la vida
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Y que, tras un leve rodeo en sentido contrario a las agujas del reloj, una vez terminada la pista y situados en su base, continuamos con los pasos de la vereda para tomar, en fuerte ascenso, esta senda más segura
*Rey Trevenque que ya tenemos de cara y en la posición de asalto inmediato
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Arenales del Trevenque que tenemos a nuestra derecha y en donde confluyen algunas sendas. Esta que se incorpora por la derecha, la que atraviesa la puerta natural, viene del arroyo de Aguas Blanquillas; y más allá, del Collado Chaquetas.
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Pasos que, tras cada curva, nos sirven de contraste para los sentidos
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Y sobre la mirada... vida y roca conviven y sobreviven como punto de referencia de estas tierras
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Formaciones caprichosas rocosas que van llamando la atención a nuestro paso
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Vegetación que escasea durante buena parte del recorrido, siendo el pino nuestro amigo solitario y que nos va dando cobijo, de vez en cuando, y en forma de agradecida sombra; observando cómo la plaga de la llamada procesionaria hace estragos por estos lugares.
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Y cómo no, con las cumbres de Sierra Nevada dando la cara y haciendo honor a su nombre. Cerro del Caballo incluido en la mirada y que tenemos, como al alcance de la mano, justo delante de nuestros pasos.
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Además de los Alayos de Dílar que serán nuestros compañeros de viaje durante un buen tramo de la ruta
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A nuestra derecha vemos el Cortijo Sevilla y la Boca de la Pescá; con la Silleta del Padul allá al fondo
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Comienzo de la ruta, Mirador de los Alayos o de la Espartera hacia arriba ganando altura de inmediato


EL TREVENQUE, MONTAÑA Y REY POR SIEMPRE

Hoy subimos hasta la cumbre del Trevenque para acometer una de las clásicas de la baja-media montaña granadina. Ruta que, junto con la de la Vereda de la Estrella comparte catecismo montañero. Acercándonos ambas hasta ese punto en donde casi puedes tocar las cumbres de Sierra Nevada con las manos. Pico este del “Rey” Trevenque que, con sus 2.079 m.a. le deberemos de tener el respeto que se merece; no tanto por su altura, que tampoco es nada despreciable, si no por el piso arenoso y resbaladizo que hace que tengamos que aumentar la prudencia para atacarlo y más de lo mismo y acentuado en la bajada.
Para ello nos dirigimos desde Granada hasta la zona conocida como mirador de la Espartera o mirador de los Alayos (a unos 12 km. aproximadamente en vehículo). Privilegiada zona de aparcamiento que se encuentra pasado el Cortijo Macareno, más conocido como de la Fuente del Hervidero, allá por encima de Cumbres Verdes, una vez dejada atrás la población de La Zubia.
Mirador que nos encontraremos a nuestra derecha, a unos 1.390 m.a., en donde existe un gran panel informativo del Parque Nacional de Sierra Nevada, sirviendo de partida además de varias rutas sobre esta zona que pisamos (hacia el río Dílar por el Canal de la Espartera, Barranco del Búho-Collado del Pino y hacia la Boca de la Pescá). Con el extra añadido de ser uno de los mejores balcones al aire libre y puro para contemplar los majestuosos y escarpados Alayos de Dílar que los tenemos justo en frente y con su silueta casi alpina. Orla carbonatada (calizas y dolomías) para más señas, del Complejo Alpujárride, que aparecen tan fracturadas y descompuestas debido a los esfuerzos tectónicos del pasado, levantamiento incluido, y a la fuerte erosión como complemento de los elementos meteorológicos.
Mañana más que agradable, sobre la que rondaban los 19ºC, alrededor de las 10:30 h., cuando comenzamos a atacar la empinada cuesta que enseguida nos coloca sobre la pista arenosa que nos conduce, a través de toda la cuerda del Trevenque, hasta su mismísima base.
cuerda del Trevenque que no es otra que la divisoria entre la cuenca del río Dílar (a nuestra derecha según el sentido ascendente de la misma) y el arroyo de Huenes (a nuestra izquierda naturalmente).
Panorámica que vamos ganando paso a paso, curva tras curva de la misma; sin perdernos, ni perderlos. A nuestra derecha seguimos con los Alayos de Dílar (Picacho Alto, Corazón de la Sandía…) y los Arenales que hacen de este paisaje una referencia inconfundible; a nuestra izquierda tenemos el Cerro de Huenes, el Tamboril, el Pico de la Carne, Cerro Gordo. Carril que atraviesa infinidad de barranqueras pero que no tiene la mayor dificultad tras los pasos.
En cuanto a la vegetación, que podríamos definir como arbustiva discontinua, comprobamos la aridez sobre el terreno, con especies aisladas sobre la ruta como el pino, romero, salvia, retama, esparto, aulaga, jarilla, agracejo, piorno azul, gayuba; vegetación, aunque muy escasa, debido a la fuerte erosión del terreno, pero por lo general típica mediterránea, con una mención especial a la llamada vegetación de dolomías (sobre estos suelos con mezcla fundamentalmente de carbonato magnésico y cálcico). Añadir que, a pesar de esta escasez, sobreviven por aquí especies endémicas de alto interés biológico que conviven al alimón. Como ejemplo de esta naturaleza tan llamativa tenemos los alfilerillos del Trevenque (Erodium boissieri Cosson); geraniácea que podemos disfrutar especialmente en plena primavera por esta zona (pico y alrededores, a una altitud entre los 1.500 y 2.000 m.). Especie que, debido a la fuerte acción humana y ganadera, está considerada como amenazada, dentro de las llamadas vulnerables.
En cuanto a la fauna comprobamos la abundancia de nidos en los pinos de la temida procesionaria Thaumetopoea pityocampa Schiff, que al final andará por aquí como plaga por su casa, amén de unos cuantos ejemplares de cabra montés avistados, algunos pequeños reptiles, y multitud de pájaros cuyos cantos nos acompañan.
Y ya al frente tenemos “al Rey” de la media-baja montaña granadina, El Trevenque. Majestuosa y enorme pirámide rocosa, aislada y puntiaguda, que se hace inconfundible desde numerosos puntos de vista de nuestra geografía más cercana de Granada. Pico que nos espera allá arriba mientras alzamos la vista y la barbilla con ese dolor pasajero y característico de cervicales.
Decir que, una vez alcanzada su falda (1.810 m.a.) y con las últimas vistas del valle de Huenes a nuestra izquierda, la pista se pierde, existiendo dos puntos capitales de ataque. El primero y más directo lo tenemos justo en frente nada más llegar hasta su base. El segundo, y recomendable, tras un pequeño rodeo y giro, en sentido contrario a las agujas del reloj, continuando por un sendero ahora más estrecho y entrecortado a veces, que evita ese primer paso más arriesgado. Sendero que ataca por la vertiente Sur del Trevenque, perteneciente al término municipal de Dílar (la vertiente Norte corresponde al de Monachil), y que ya tenemos a nuestra disposición y uso para el disfrute de la altura con un pino guía de referencia a unos cien metros, más o menos, media ladera arriba; con unas caprichosas formaciones rocosas allá en lo alto, pequeño collado incluido y al que nos acercamos. En el que, rodeando el último tramo y más escarpado, de derecha a izquierda, nos conduce hasta la cumbre.
Una vez alcanzada la misma, tras un pequeño agarre y salto sobre la roca, nuestro premio tras el esfuerzo de los pasos; que habrá que tomárselos en firme y con la calma que se merece toda la subida con el correspondiente respiro en cada descansillo y vista atrás para la foto del punto y seguido. Belén navideño incluido que nos encontraremos allá arriba, hoy casi en primavera, y temperatura más cálida que agradable para el invierno aún sobre el que caminamos por contraste.
Y de las vistas ni digamos, como al alcance de la mano…el Cerro del Caballo más blanco incluso que el Veleta, sobre el que podemos ver, con más pena que alegría, la infinidad de cicatrices causadas por el ser humano y en pos del turismo, con todo lo que conlleva… Dornajo, Collado Matas Verdes, Peña del Tesoro, Poyos de Monachil, Cerrajón, Sanatorio y amén de los que traíamos de compaña (Huenes, Tamboril, Pico de la Carne, Cerro Gordo, Cerro Cocón) hacen de esta cumbre un mirador natural por excelencia y en redondo de todo lo que la vista alcanza y nos sigue desvelando... Cerro de la Silleta, con la vega de Dílar a sus pies, Pico del Lucero con las Sierras de la Almijara y Tejeda, Boca de la Pescá con la vega de Granada a su derecha, Sierras de Parapanda y Mágina allá al fondo.
La bajada, más peligrosa que la subida, con toda la precaución que se merece el piso sobre el que nos movemos como pájaros sobre el cielo, la hacemos por la cara Este del Trevenque. Así que, volviendo unos pocos de metros sobre nuestros últimos pasos hacia la cumbre, allá abajo que nos dejamos caer en picado.
Vereda arenosa y blanquecina, debido al carbonato cálcico y magnésico de las rocas, con el agravante de la altura, y ese calor que desprende en verano, estación no recomendada por lo tanto, y que nos desemboca en la pista que sube desde la Fuente del Hervidero, pasando junto al embovedado del Canal de la Espartera, por el puente de los Siete Ojos, La Cortijuela (1.700 m.a. y fin del paso autorizado a los vehículos mediante una cadena), hasta el Collado Chaquetas y que nosotros tomamos en sentido descendente una vez encarrilados sobre ella para hacer un alto en el camino en las proximidades de la Casa Forestal y tomarnos ese merecido bocadillo y descanso.
Y ya, todo para abajo,  carril y manta, hasta el punto en donde habíamos dejado el vehículo aparcado, que volvemos, por esta otra variante del camino, hasta el Mirador de los Alayos o de la Espartera (1.390 m.a.), el ubicado por encima de la Fuente del Hervidero.
Ruta de hoy que nos ha servido para tomar altura, imprescindible cuando se camina sobre la montaña granadina, y que hace que te sientas, a la vez que agradecido y elevado, insignificantemente pequeño en el camino del horizonte.
Como siempre dejo algunas instantáneas como recuerdo y recuento de los pasos.
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DATOS BÁSICOS DE LA RUTA


- Acceso: Desde Granada hasta el Mirador de los Alayos (pasando antes por la localidad de la Zubia, Cumbres Verdes y Fuente del Hervidero) unos 12 km.aproximadamente en vehículo.
- Itinerario: Mirador de los Alayos-embovedado del Canal de la Espartera, cuerda del Trevenque, cima del Trevenque, pista hacia La Cortijuela, Puente de los Siete Ojos, Mirador de los Alayos-embovedado del canal de la Espartera.
- Trayecto: circular
- Distancia recorrida: En total 13,5 km. (6  Km. desde el Mirador de los Alayos por la cuerda del Trevenque hasta la cumbre; y 7,5 Km.desde la cumbre por el carril de la Cortijuela, pasando por el Puente de los Siete Ojos, hasta el Mirador de los Alayos de nuevo)
- Máximo desnivel alcanzado: unos 700 m. aprox.
- Duración: 6 h. (incluidos descansos); de las que corresponden 2 h. a la ascensión desde el mirador de la Espartera hasta la cumbre del Trevenque; y el resto, es decir 4h., a la bajada, con retorno y descanso incluidos por la variante del recorrido indicada de la Cortijuela
- Dificultad: Media
- Número de participantes: 2
- Agua: Fuente del Hervidero

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