08 marzo 2008

SENDERO DEL BARRANCO DE VALDEAZORES (P.N.DE DESPEÑAPERROS)

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Caminos que se hacen bajo la amistad de los pasos. Porque los caminos son de todos y el verde de la esperanza !
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Y las mismas e idem. al Sendero, más bien carril obligado a partir de ahora, del Barranco de Valdeazores que se describe con todo detalle en el panel informativo instalado junto a la Casa Forestal del mismo nombre
Y por lo visto y disfrutado que, muchas gracias y recíprocas, Parque Natural de Despeñaperros !!!
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Y volviendo sobre nuestros pasos, ya carril todo hacia abajo y seguido, allá que dejamos la fauna, flora y toda esta vida sobre la montaña; altura que abandonamos inlcuida; y más que soñar la vida, habrá que luchar para que todo esto no se pierda.
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Fauna que se nos acerca en forma de libertad sobre este cielo tan azul y comprometido. Grandioso y hermoso ejemplar de buitre leonado que parece saludarnos, volando en círculo tras círculo sobre nosotros
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Con el Monumento Natural "Los Órganos" como referencia del sentido de la altura y belleza; y autovía A-4 abajo, como muestra de la pequeñez del hombre y pulso del progreso. Segundo enlace que observamos además en construcción y sobre este paisaje tan protegido. Punto y seguido de lo dicho, y sobre el futuro que nos ronda.
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Collado de la Aviación, panel informativo incluido, con vistas al frente y a ambos lados del Desfiladero de Despeñaperros para hacer honor a su nombre sobre la panorámica y Puerta de Andalucía sobre la que nos encontramos. Para más dato geográfico, dentro del Parque Natural de Despeñaperros que con sus 7.717 hectáreas le rompe la cara a Sierra Morena. Nombre que no le viene en balde. Fueron las tropas cristianas, vencedoras en la batalla de las Navas de Tolosa contra los musulmanes, los que, tirando de la historia, arrojaron al fondo del río, una vez arrinconados en el desfiladero, a los 'perros infieles', dándole por ello el nombre al lugar. 
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Y porque no todo era piedra bajo nuestros pasos... Aquí, flor de la jara pringosa ( Cistus ladanifer L.) que se descubrió ante nuestra mirada ! Vegetación ésta que aflora como sustituto del sotobosque mediterráneo por degradación del mismo.
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Lugar que aprovechamos para ese alto en el camino y avituallamiento; junto a estas enormes cuarcitas, tan abundantes sobre el terreno que pisamos
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Aquí, una artificial y de lo mas anclada y quieta
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Con unas vistas sobre el cielo azul y el horizonte que para las aves de otros lugares las quisieran
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Camino que, al final, en un sube y baja, y a pierna suelta de la que se agarra, nos deja sobre esta explanada en donde existe un pequeño refugio que sirve como tal y puesto de vigilancia contra incendios
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Carril que, como observamos, atraviesa un pinar de repoblación, con alcornoques a un lado y otro del camino
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...sobre esta naturaleza tan viva como propia.
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Y que, en un abrir y cerrar de ojos, y tras un abrir y cerrar de alambrada, nos coloca...
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Cortafuegos hacia atrás y sobre nuestros pasos que nos colocamos de nuevo sobre el cruce de caminos anterior para acercarnos hasta el Collado de la Aviación, nuestro próximo destino
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Aquí y hoy, reflexionando, como un enorme agujero en el tiempo sobre nuestras cabezas y por todo lo que pudo ser esto en su época
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Ruinas que vemos y tocamos, observando a la vez este grandioso paisaje sobre el horizonte
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Cortafuegos que te deja sobre las ruinas de este castillo-fortaleza que guardaba el desfiladero de la Losa, y que estuvo ocupado, antes de la batalla de las Navas de Tolosa, sobre 1212, por los musulmanes almohades
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... las ruinas del Castillo de Castro Ferral que tenemos al final de este cortafuegos; en el que en el centro, allá a lo lejos, vemos enormes montes de planchas arrrancadas a los troncos de los alcornoques para la obtención del corcho.
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Pista que al poco desemboca en un cruce de caminos. El de la izquierda, y que vemos detrás de nosotros, conduce al Collado de la Aviación y que nosotros tomaremos a la vuelta después de visitar...
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Guarda forestal que nos informa sobre la normativa de esta zona. Prohibición incluida sobre uso del sendero que hemos traido, por ser zona de reserva y protegida (sin señalización por contra como le decimos) y sobre la pista que tomaremos para la vuelta y que ahora continuamos hacia arriba. Informándonos además que sobre el mes de mayo ya hay que pedir permiso o decir al menos que por aquí andaremos por el tema de los incendios.
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Sendero que, sobre la cota de los 975 m.a,. ya nos cruza con el carril que asciende desde la Casa Forestal de Valdeazores y sobre el que hacemos una pequeña parada para ese tentempié que te levanta.
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Aquí vemos uno más cerca, con su tronco al desnudo y esa tonalidad y aspecto tan característicos
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Alcornoques que vemos y veremos durante todo el recorrido, con sus troncos pelados y al rojo vivo por esa desnudez ocasinada por la extracción de su corteza para la industria del corcho
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Castañar incluido y que deberemos de atravesar para al poco cambiar de margen del barranco
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Con parada incluida y verde, de vez en cuando, como referencia de este paisaje tan característico; mezcla de autóctono y repoblado
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Pequeña poza de agua que nos encontramos al poco y máximo caudal del arroyo observado como referencia y espejo del paisaje
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Sendero que de vez en cuando hay que salvar por estos estrechos pasillos en piedra y como en forma de puente y presa
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Sendero que según nos dijeron más arriba ahora anda en la prohibición más absoluta por ser área de reserva. Pero que por contra no está indicado por ninguna señal que expresamente lo diga. Así que mochila y pierna suelta que nos dejamos caer hacia arriba, con el depósito lleno de gasolina
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Autovía esta que deberemos de cruzar, con toda la precaución del mundo, recorriendo por su arcén derecho, un centenar de metros arriba, y que abandonaremos, tras la señal indicada del Barranco del Valdeazores, para tomar el sendero que vemos a la derecha de la fotografía
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Inicio de la ruta sobre el Restaurante Jardines de Despeñaperros, junto a la A-4
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SENDERO DEL BARRANCO DE VALDEAZORES (PARQUE NATURAL DE DESPEÑAPERROS)

Hoy nos acercamos hasta el Parque Natural de Despeñaperros, para disfrutar de parte de su riqueza ambiental y singular orografía. Parque que es el cuarto de la provincia de Jaén y que está situado al Norte de la misma, en pleno corazón de Sierra Morena.
La ruta la iniciamos junto a la Autovía de Andalucía (A-4), a unos doscientos metros del Restaurante Jardines de Despeñaperros, dentro ya del mismísimo Parque. Enclave que fue declarado como tal en 1989 y que cuenta con una superficie de 7.649 hectáreas; siendo uno de los menos extensos pues de Andalucía pero no por ello carente de grandeza e importancia.
Sus terrenos se formaron por la erosión del río del mismo nombre que lo atraviesa sobre los materiales de Sierra Morena. Erosión que, junto con la de los elementos meteorológicos, dio lugar a unas características y sorprendentes formaciones rocosas. Elevaciones no demasiado altas separadas por barrancos poco profundos pero muy abruptos. En donde por suerte viven las principales comunidades de vegetación que resaltan principalmente en primavera y en otoño.
Con desfiladero incluido, de donde ha tomado el nombre, única salida natural de Andalucía hacia la meseta Castellano-Manchega y viceversa, cuenta con una altura mínima del terrero de 600 m. y una máxima de 1.174 metros. Encerrando además una rica variedad de fauna así como de belleza paisajística. Endemismos, que alcanzan la cifra de la treintena, como el Dianthus crassipens o la Centaurea citricolor, un cardillo exclusivo de Despeñaperros, en peligro de extinción, conviven en estos espacios, únicos en Andalucía; adaptándose muy bien a la climatología de la zona, clima Mediterráneo templado, con sequía y calor en verano e inviernos por lo general no muy rigurosos.
Añadir que al oeste del desfiladero se extiende un amplio bosque formado por encinas, alcornoques, quejigos y robles melojos en zonas húmedas, y pinos de repoblación, tanto piñoneros, como carrascos y negrales. Abundando también el matorral, con especies como el lentisco, labiérnago, mirto, madroño, acebuche, espadaña, el espino negro, brezos, jaras y coscojas.
Sirviendo además de refugio de numerosas especies de animales como el gato montés, el lince, la nutria o meloncillo, amén de las rapaces como el águila imperial (la reina de las águilas ibéricas), águilas perdicera y real, azor o búho real; junto con especies tan vivas, pero tristemente deseadas para la caza como el ciervo y jabalí, nos dan en qué pensar sobre el progreso cuando hay además que construir autovías por lugares tan en peligro de extinción y peculiares como estos.
Paso obligado que sirvió en la antigüedad para asentamientos, allá sobre el Neolítico, como dan fe las pinturas rupestres de tipo esquemático existentes en los abrigos de Los Órganos y La Cueva de los Muñecos. Amén de romanos y árabes que por aquí pasaron, conservándose aún algunas de sus construcciones (de las que hoy visitaríamos unas ruinas como muestra), quedándose a vivir, batalla tras batalla, conquista tras conquista (librándose aquí una de las más sonadas, la de las Navas de Tolosa de 1212), sobre este difícil pero seguro terreno. Sirviendo antaño como ejemplo, no haciendo tanto en el tiempo, como refugio de estas sierras, a bandoleros como José María El Tempranillo y otros para refugiarse y hacer de las suyas. Camino Real de Sevilla a Madrid que era un peligro atravesarlo sin que asaltaran al viajero y que por mandato real, cursado por Carlos III, se ordenó que fuesen colonizadas para evitar esa soledad en la que se amparaban. Y así, surgieron poblaciones como Santa Elena (en cuyo término municipal se encuentra el área protegida del Parque Natural, quedando ésta al Sur del mismo), La Carolina, Miranda del Rey y Aldeaquemada.
Pero volvamos al recuento de los pasos y ya sobre nuestro presente más inmediato…Decir primeramente que, aunque nosotros tomamos el sendero que parte barranco arriba y que se anuncia en muchas publicaciones de la Junta de Andalucía, después nos enteramos por un empleado de Medio Ambiente, que nos interceptó en la incorporación al carril, que dicho recorrido está siendo prohibido dada la zona de reserva por la que pisamos; debiendo de tomar pues la pista que parte de la Casa Forestal de Valdeazores (véase el panel informativo de la fotografía adjunta) y que haríamos a la vuelta. Pero bueno, el sendero estaba abierto y no había ninguna indicación de prohibido el paso a la vista; así que, esto es lo que nos encontramos y nos echamos a la espalda más recta.
Desde dicho restaurante, sobre una cota de 700 m.a., cruzamos, con muchísima precaución, la A-4; y al poco, ya sobre el margen derecho de la autovía, a unos cientos de metros, a la derecha de la señal indicativa del Barranco de Valdezaores, hendedura arriba que nos calzamos.
En su primer tramo, el sendero asciende por la ladera izquierda del barranco, siguiendo prácticamente la conducción de agua para suministro de este restaurante. Toda esta zona primera que pisamos ha sido intensamente repoblada, tanto con pinos, en la ladera de la solana, como con cipreses de distintas especies, en la umbría. Conforme se asciende, se puede ver cómo la vegetación autóctona va ganando terreno poco a poco. Vegetación más verde e intensa que se encuentra en la ladera umbría del barranco, constituida por un monte mediterráneo húmedo en el que se entremezclan las encinas, los alcornoques, los quejigos, los robles melojos, los acebos.
El trazado atraviesa ahora un castañar en el que existe un manantial, sobre el que hacemos una pequeña parada para reagruparnos y poder disfrutar mientras del ambiente del bosque caducifolio antes de continuar con la ascensión que continúa e imparable.
Pasos que continuamos, unas veces en la ladera de solana y otras en la de umbría, hasta toparnos al final con un cruce de caminos ( el de la pista al principio comentada, sobre una cota de 975 m.a.) y en donde hacemos una pequeña parada para ese tentempié que te renueva. Punto en donde nos interceptó mientras el guarda forestal para explicarnos lo de la prohibición del sendero que hemos traído paso arriba.
A continuación, y con ese giro a la izquierda, sobre la pista que pisamos, ( a la derecha y hacia abajo conduce a la A-4, siendo nuestro camino de regreso hacia la Casa Forestal de Valdeazores), proseguimos con el camino más inmediato.
A escasos metros de este intercepción nos encontramos con un nuevo cruce de caminos; el de la izquierda, que tomaríamos después a la vuelta, conduce al Collado de la Aviación; el de la derecha, que prosigue hacia abajo, hacia las ruinas que visitamos del Castillo de Castro Ferral; a las que se accede por un ancho cortafuegos y en donde observamos, en su centro, enormes montones de cortezas del árbol del alcornoque, que abunda por esta zona, y a los que podemos identificar por el color rojizo de sus troncos, una vez desprovistos de esta "piel" tan provechosa. Castillo de Castro Ferral, adelantado de Sierra Morena, que se alzó ocupando un lugar dominante al Sur de la Peña de Malabrigo.
Después de visitar estas ruinas y volviendo sobre nuestros pasos, nos dirigimos hasta el anterior cruce de caminos para, en unos 3 km. de éste y entre pinares de repoblación, poder visitar el Collado de la Aviación (a unos 1.030 m.a.). Refugio incluido y pequeña construcción en piedra que sirvió, durante la guerra civil española para vigilar el acercamiento de los aviones y, posteriormente, para resguardo de pastores y como punto de vigilancia de posibles incendios. Paraje que nosotros utilizamos hoy para hacer otro alto en el camino y tomarnos ese bocadillo que alimenta.
Junto a este refugio, detrás de un pequeño mogote de cuarcitas, parte un senderillo hacia el Este que conduce, a través de un pequeño bosquete, en el que se mezclan pinos, encinas, alcornoques, quejigos y robles, primero, y de una zona rocosa, después, hasta un pequeño mirador desde el que podemos disfrutar de unas magníficas vistas del desfiladero de Despeñaperros, sobre el que hacemos un ligero avistamiento de las rapaces y carroñeras que por aquí vuelan como aves por su casa; amén de los numeros disparos de las digitales para traernos ese recuerdo inolvidable.
El regreso lo hacemos por el mismo camino que nos trajo, pista hacia atrás, ya toda hasta la Casa Forestal de Valdeazores, y que discurre justo al otro lado del Barranco como vemos; para terminar de nuevo, tras unos cientos de metros caminando junto y en paralelo a la Autovía A-4, en el Restaurante Jardines de Despeñaperros en donde nos esperaba el autocar para traernos de vuelta a Granada.
Ruta de hoy que nos ha servido para caminar un poco por otro de los Parques Naturales de ésta, nuestra Andalucía; además de saborear de una pequeña parte de esa gran riqueza botánica de la zona que ha sido alabada por un gran número de importantes naturalistas a nivel mundial.
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DATOS BÁSICOS DEL RECORRIDO:
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Acceso: Desde Granada tomando la A-44 y a continuación la A-4, hasta el Restaurante Jardines de Despeñaperros en autorcar (unas 2 h.aprox. - 1h.45 m. para el regreso - )
- Itinerario: Restaurante Jardines de Depeñaperros, Sendero Barranco de Valdeazores, pista, ruinas Castillo de Castro Ferral, Collado de la Aviación, pista, Casa Forestal de Valdeazores, Restaurante Jardines de Despeñaperros.
- Trayecto: circular
- Distancia del recorrido: unos l6,7 km. aprox.
- Dificultad: baja-media
- Duración: 6 h. con descansos incluidos.
- Máximo desnivel alcanzado en la ruta: 340 m.
- Agua: Restaurante Jardines de Despeñaperros.
- Participantes: Club de Senderismo El Bastón 

02 marzo 2008

EL TREVENQUE, MONTAÑA Y REY POR SIEMPRE

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Trevenque, cuerda incluida, y merendero de la Fuente del Hervidero de los que nos despedimos y hasta la próxima.
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Puente de los Siete Ojos que, una vez pasado, ya nos indica que estamos muy cerca del fin de nuestra ruta
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Forteleza que la naturaleza ha puesto a nuestro alcance más cercano, así tanto de la vista como de los sentidos; sin olvidarnos del que nos ocupa, el de la marcha
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Rey Trevenque al que le damos, tras la continuidad de la marcha, hoy un giro casi de 360º con sus distintas vistas, siluetas y apreciaciones
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Paraje este en donde podemos disfrutar además de su fauna y en donde hacemos un alto en el camino
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Y que se encuentra junto a la Casa Forestal de la Cortijuela, de la que ha tomado el nombre
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Jardín Botánico de la Cortijuela que podemos visitar (en cuanto lo abran de nuevo ya que permance en la actualidad cerrado por obras) para admirar y disfrutar de la abundancia de su flora; principalmente especies vulnerables y amenzadas de Sierra Nevada y otras zonas del sur de España
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Vereda que nos desemboca en la pista que asciende desde la Fuente del Hervidero hasta la Cortijuela y hacia la que nos dirigimos como "respirando en verde"
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Y si vamos dos o más, pues en fila de a uno y sin adelantar. Aquí, fuera bromas, un desfile de la llamada procesionaria como plaga que ataca los pinos del lugar
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Blanca vereda y arenosa debido, principalmente, al carbonato cálcico y magnésico de las rocas y que deberemos de bajar con toda la precaución posible
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Y el que nos queda por recorrer, hacia abajo y en picado, ahora por la cara Este
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Cumbre que nos muestra el camino recorrido hasta ahora, en donde podemos apreciar sus numerosos "ríos de arena" y esos tonos blanquecinos y grisáceos tan característicos del relieve.
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Y aquí estaba la cumbre, montaña y rey Trevenque incluidos. Justo detrás, aunque no se ve en la foto, tenemos un pequeño belén que han colocado los amigos montañeros de la Zubia.
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Formaciones caprichosas sobre el paisaje de la roca que abundan como decía y que no dejan de sorprendernos. Y otra paradita por si acaso nos faltaba algo de oxígeno y poder continuar hacia delante
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Con una mirada hacia atrás de vez en cuando como recuento y motivo de nuestros pasos
* Pico del Trevenque que apunta hacia el azul del cielo con esa verticalidad tan característica
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Vida que nos sorprende sobre la roca para más contraste de la naturaleza. Aquí podemos observar unos racimos terminales de la Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)
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Cumbre que ya tenemos al poco justo encima
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Como referencia, este enorme pino guía a mitad de camino entre la piedra y la vida
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Y que, tras un leve rodeo en sentido contrario a las agujas del reloj, una vez terminada la pista y situados en su base, continuamos con los pasos de la vereda para tomar, en fuerte ascenso, esta senda más segura
*Rey Trevenque que ya tenemos de cara y en la posición de asalto inmediato
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Arenales del Trevenque que tenemos a nuestra derecha y en donde confluyen algunas sendas. Esta que se incorpora por la derecha, la que atraviesa la puerta natural, viene del arroyo de Aguas Blanquillas; y más allá, del Collado Chaquetas.
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Pasos que, tras cada curva, nos sirven de contraste para los sentidos
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Y sobre la mirada... vida y roca conviven y sobreviven como punto de referencia de estas tierras
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Formaciones caprichosas rocosas que van llamando la atención a nuestro paso
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Vegetación que escasea durante buena parte del recorrido, siendo el pino nuestro amigo solitario y que nos va dando cobijo, de vez en cuando, y en forma de agradecida sombra; observando cómo la plaga de la llamada procesionaria hace estragos por estos lugares.
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Y cómo no, con las cumbres de Sierra Nevada dando la cara y haciendo honor a su nombre. Cerro del Caballo incluido en la mirada y que tenemos, como al alcance de la mano, justo delante de nuestros pasos.
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Además de los Alayos de Dílar que serán nuestros compañeros de viaje durante un buen tramo de la ruta
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A nuestra derecha vemos el Cortijo Sevilla y la Boca de la Pescá; con la Silleta del Padul allá al fondo
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Comienzo de la ruta, Mirador de los Alayos o de la Espartera hacia arriba ganando altura de inmediato


EL TREVENQUE, MONTAÑA Y REY POR SIEMPRE

Hoy subimos hasta la cumbre del Trevenque para acometer una de las clásicas de la baja-media montaña granadina. Ruta que, junto con la de la Vereda de la Estrella comparte catecismo montañero. Acercándonos ambas hasta ese punto en donde casi puedes tocar las cumbres de Sierra Nevada con las manos. Pico este del “Rey” Trevenque que, con sus 2.079 m.a. le deberemos de tener el respeto que se merece; no tanto por su altura, que tampoco es nada despreciable, si no por el piso arenoso y resbaladizo que hace que tengamos que aumentar la prudencia para atacarlo y más de lo mismo y acentuado en la bajada.
Para ello nos dirigimos desde Granada hasta la zona conocida como mirador de la Espartera o mirador de los Alayos (a unos 12 km. aproximadamente en vehículo). Privilegiada zona de aparcamiento que se encuentra pasado el Cortijo Macareno, más conocido como de la Fuente del Hervidero, allá por encima de Cumbres Verdes, una vez dejada atrás la población de La Zubia.
Mirador que nos encontraremos a nuestra derecha, a unos 1.390 m.a., en donde existe un gran panel informativo del Parque Nacional de Sierra Nevada, sirviendo de partida además de varias rutas sobre esta zona que pisamos (hacia el río Dílar por el Canal de la Espartera, Barranco del Búho-Collado del Pino y hacia la Boca de la Pescá). Con el extra añadido de ser uno de los mejores balcones al aire libre y puro para contemplar los majestuosos y escarpados Alayos de Dílar que los tenemos justo en frente y con su silueta casi alpina. Orla carbonatada (calizas y dolomías) para más señas, del Complejo Alpujárride, que aparecen tan fracturadas y descompuestas debido a los esfuerzos tectónicos del pasado, levantamiento incluido, y a la fuerte erosión como complemento de los elementos meteorológicos.
Mañana más que agradable, sobre la que rondaban los 19ºC, alrededor de las 10:30 h., cuando comenzamos a atacar la empinada cuesta que enseguida nos coloca sobre la pista arenosa que nos conduce, a través de toda la cuerda del Trevenque, hasta su mismísima base.
cuerda del Trevenque que no es otra que la divisoria entre la cuenca del río Dílar (a nuestra derecha según el sentido ascendente de la misma) y el arroyo de Huenes (a nuestra izquierda naturalmente).
Panorámica que vamos ganando paso a paso, curva tras curva de la misma; sin perdernos, ni perderlos. A nuestra derecha seguimos con los Alayos de Dílar (Picacho Alto, Corazón de la Sandía…) y los Arenales que hacen de este paisaje una referencia inconfundible; a nuestra izquierda tenemos el Cerro de Huenes, el Tamboril, el Pico de la Carne, Cerro Gordo. Carril que atraviesa infinidad de barranqueras pero que no tiene la mayor dificultad tras los pasos.
En cuanto a la vegetación, que podríamos definir como arbustiva discontinua, comprobamos la aridez sobre el terreno, con especies aisladas sobre la ruta como el pino, romero, salvia, retama, esparto, aulaga, jarilla, agracejo, piorno azul, gayuba; vegetación, aunque muy escasa, debido a la fuerte erosión del terreno, pero por lo general típica mediterránea, con una mención especial a la llamada vegetación de dolomías (sobre estos suelos con mezcla fundamentalmente de carbonato magnésico y cálcico). Añadir que, a pesar de esta escasez, sobreviven por aquí especies endémicas de alto interés biológico que conviven al alimón. Como ejemplo de esta naturaleza tan llamativa tenemos los alfilerillos del Trevenque (Erodium boissieri Cosson); geraniácea que podemos disfrutar especialmente en plena primavera por esta zona (pico y alrededores, a una altitud entre los 1.500 y 2.000 m.). Especie que, debido a la fuerte acción humana y ganadera, está considerada como amenazada, dentro de las llamadas vulnerables.
En cuanto a la fauna comprobamos la abundancia de nidos en los pinos de la temida procesionaria Thaumetopoea pityocampa Schiff, que al final andará por aquí como plaga por su casa, amén de unos cuantos ejemplares de cabra montés avistados, algunos pequeños reptiles, y multitud de pájaros cuyos cantos nos acompañan.
Y ya al frente tenemos “al Rey” de la media-baja montaña granadina, El Trevenque. Majestuosa y enorme pirámide rocosa, aislada y puntiaguda, que se hace inconfundible desde numerosos puntos de vista de nuestra geografía más cercana de Granada. Pico que nos espera allá arriba mientras alzamos la vista y la barbilla con ese dolor pasajero y característico de cervicales.
Decir que, una vez alcanzada su falda (1.810 m.a.) y con las últimas vistas del valle de Huenes a nuestra izquierda, la pista se pierde, existiendo dos puntos capitales de ataque. El primero y más directo lo tenemos justo en frente nada más llegar hasta su base. El segundo, y recomendable, tras un pequeño rodeo y giro, en sentido contrario a las agujas del reloj, continuando por un sendero ahora más estrecho y entrecortado a veces, que evita ese primer paso más arriesgado. Sendero que ataca por la vertiente Sur del Trevenque, perteneciente al término municipal de Dílar (la vertiente Norte corresponde al de Monachil), y que ya tenemos a nuestra disposición y uso para el disfrute de la altura con un pino guía de referencia a unos cien metros, más o menos, media ladera arriba; con unas caprichosas formaciones rocosas allá en lo alto, pequeño collado incluido y al que nos acercamos. En el que, rodeando el último tramo y más escarpado, de derecha a izquierda, nos conduce hasta la cumbre.
Una vez alcanzada la misma, tras un pequeño agarre y salto sobre la roca, nuestro premio tras el esfuerzo de los pasos; que habrá que tomárselos en firme y con la calma que se merece toda la subida con el correspondiente respiro en cada descansillo y vista atrás para la foto del punto y seguido. Belén navideño incluido que nos encontraremos allá arriba, hoy casi en primavera, y temperatura más cálida que agradable para el invierno aún sobre el que caminamos por contraste.
Y de las vistas ni digamos, como al alcance de la mano…el Cerro del Caballo más blanco incluso que el Veleta, sobre el que podemos ver, con más pena que alegría, la infinidad de cicatrices causadas por el ser humano y en pos del turismo, con todo lo que conlleva… Dornajo, Collado Matas Verdes, Peña del Tesoro, Poyos de Monachil, Cerrajón, Sanatorio y amén de los que traíamos de compaña (Huenes, Tamboril, Pico de la Carne, Cerro Gordo, Cerro Cocón) hacen de esta cumbre un mirador natural por excelencia y en redondo de todo lo que la vista alcanza y nos sigue desvelando... Cerro de la Silleta, con la vega de Dílar a sus pies, Pico del Lucero con las Sierras de la Almijara y Tejeda, Boca de la Pescá con la vega de Granada a su derecha, Sierras de Parapanda y Mágina allá al fondo.
La bajada, más peligrosa que la subida, con toda la precaución que se merece el piso sobre el que nos movemos como pájaros sobre el cielo, la hacemos por la cara Este del Trevenque. Así que, volviendo unos pocos de metros sobre nuestros últimos pasos hacia la cumbre, allá abajo que nos dejamos caer en picado.
Vereda arenosa y blanquecina, debido al carbonato cálcico y magnésico de las rocas, con el agravante de la altura, y ese calor que desprende en verano, estación no recomendada por lo tanto, y que nos desemboca en la pista que sube desde la Fuente del Hervidero, pasando junto al embovedado del Canal de la Espartera, por el puente de los Siete Ojos, La Cortijuela (1.700 m.a. y fin del paso autorizado a los vehículos mediante una cadena), hasta el Collado Chaquetas y que nosotros tomamos en sentido descendente una vez encarrilados sobre ella para hacer un alto en el camino en las proximidades de la Casa Forestal y tomarnos ese merecido bocadillo y descanso.
Y ya, todo para abajo,  carril y manta, hasta el punto en donde habíamos dejado el vehículo aparcado, que volvemos, por esta otra variante del camino, hasta el Mirador de los Alayos o de la Espartera (1.390 m.a.), el ubicado por encima de la Fuente del Hervidero.
Ruta de hoy que nos ha servido para tomar altura, imprescindible cuando se camina sobre la montaña granadina, y que hace que te sientas, a la vez que agradecido y elevado, insignificantemente pequeño en el camino del horizonte.
Como siempre dejo algunas instantáneas como recuerdo y recuento de los pasos.
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DATOS BÁSICOS DE LA RUTA


- Acceso: Desde Granada hasta el Mirador de los Alayos (pasando antes por la localidad de la Zubia, Cumbres Verdes y Fuente del Hervidero) unos 12 km.aproximadamente en vehículo.
- Itinerario: Mirador de los Alayos-embovedado del Canal de la Espartera, cuerda del Trevenque, cima del Trevenque, pista hacia La Cortijuela, Puente de los Siete Ojos, Mirador de los Alayos-embovedado del canal de la Espartera.
- Trayecto: circular
- Distancia recorrida: En total 13,5 km. (6  Km. desde el Mirador de los Alayos por la cuerda del Trevenque hasta la cumbre; y 7,5 Km.desde la cumbre por el carril de la Cortijuela, pasando por el Puente de los Siete Ojos, hasta el Mirador de los Alayos de nuevo)
- Máximo desnivel alcanzado: unos 700 m. aprox.
- Duración: 6 h. (incluidos descansos); de las que corresponden 2 h. a la ascensión desde el mirador de la Espartera hasta la cumbre del Trevenque; y el resto, es decir 4h., a la bajada, con retorno y descanso incluidos por la variante del recorrido indicada de la Cortijuela
- Dificultad: Media
- Número de participantes: 2
- Agua: Fuente del Hervidero